lunes, 22 de mayo de 2017

Amenaza confirmada. De los 474 menores evaluados por la Dirección Regional de Salud151 tienen este problema de salud y 173 están en riesgo de contraerlo. Los niños de los campamentos comen, lo mismo que los adultos, solo 2 veces al día y necesitan un programa de asistencia alimentaria urgente. Grave situación se complica porque no hay un adecuado recojo de la basura. 

Por : Maricarmen Chinchay 
–¿Están contentos, niños? –¡Síiiiiii!
 
–Bien, entonces vamos a jugar.
 
Son las 3:30 p.m. y en la ‘carpa de la felicidad’ instalada por el Centro Nacional de Planeamiento Estratégico (CEPLAN), un grupo de pequeños de 4 a 6 años se encuentra listo, como todas las tardes, para aprender jugando y olvidar por un momento que son los niños desplazados por el río.
 
 
Se trata de menores damnificados del distrito de Cura Mori y Catacaos que viven junto a sus padres desde hace dos meses, en las carpas del campamento km 980, tras el desborde del río Piura debido a las lluvias de El Niño costero. El campamento alberga a 8 mil 200 personas y está ubicado en la margen izquierda de la Panamericana Norte.
 
La sesión de la tarde consiste en aprender todo sobre el dengue, la epidemia que afronta Piura y que por fortuna aún no ha llegado hasta esta parte del desierto de la ciudad. “Este momento lúdico es clave para los niños, ya que no tienen las comodidades mínimas para vivir”, señalan los orientadores de CEPLAN.
 
Un agudo problema
 
Desde hace dos semanas, las autoridades de Salud de Piura tienen cifras oficiales de una problemática que ha sido detectada entre los niños de los albergues. “Tenemos un 31% de desnutrición aguda. El análisis corresponde a 474 niños evaluados”, afirma Gladys Castro, licenciada en nutrición de la Dirección Regional de Salud (Diresa) de Piura.
 
Del total de niños, 151 padecen de desnutrición aguda, 173 se encuentran en riesgo de contraerla y solo 150 están en condición normal.
 
“Hablamos de desnutrición aguda cuando un niño que tiene talla normal ha perdido peso por falta de alimento. Si a ese niño le da una neumonía, diarrea o cualquier enfermedad severa puede morir”, advierte César Morón, director regional de Salud. Debe indicarse que por antecedentes históricos, la población de Cura Mori se ha caracterizado por vivir en condiciones de pobreza y pobreza extrema; sin embargo, la situación de emergencia en la que viven ahora sus habitantes ha complicado mucho más esas condiciones.
 
“A nivel de región, Piura ha tenido controlada la desnutrición aguda. Hemos pasado de un 5% histórico tradicional a un 31%. Y ahora son los campamentos de San Pablo y km 980 los que concentran más casos por ser los más grandes”, agrega Morón Pastor.
 
Claro ejemplo
 
A falta de una carpa, los esposos Maritza Yovera y Felipe Ramos armaron una choza y habilitaron, como muchos otros damnificados, su lugar para guarecerse. Allí, en ese espacio de 8 metros cuadrados cuidan del pequeño Lian, un niño de un año que tiene el peso de un bebé de 6 meses.
 
“Él está enfermo, estuvo internado, pero no dan con su mal. Tiene fiebres y no sabemos cómo curarlo”, dice el preocupado padre.
 
Ambos lloran por la impotencia, quieren que su único hijo se cure pronto, pero no tienen los recursos mínimos. El niño ha perdido apetito, tiene el vientre elevado y tampoco camina.
 
Pobre alimentación
 
Basta recorrer el campamento y hablar con los dirigentes para entender el porqué del problema. “Cómo no va a haber desnutrición si nuestros hijos comen solo dos veces al día. El Ejército trae lo que puede, pero no hay leche, azúcar. Seguimos dependiendo de las donaciones. Aquí no hay trabajo”, señala con impotencia Paulo Rivas Chero, coordinador de los damnificados del caserío Pedregal Nuevo de Cura Mori.
 
La licenciada Gladys Castro de la Diresa lo confirma: “Las ollas comunes de los comedores hacen una preparación básica, comidas que no tienen mayor variedad. No hay una dieta según grupos de edades”.
 
En efecto, las mujeres del campamento se organizan en grupos para cocinar. El desayuno consiste en avena y con suerte alguno podrá comer algún pan. El almuerzo gira en torno a arroz, fideos, menestras y atún. Aquí no se conocen las verduras y frutas.
 
“Las familias necesitan que el Estado implemente programas de asistencia alimentaria, sobre todo para la primera infancia. El Indeci nacional entrega los alimentos y es el Ejército el que hace la repartición. No sabemos hasta cuándo la hará”, precisa Pedro Periche, director regional de Educación de Piura y coordinador general del campamento.
 
Otras deficiencias
 
Llegar al sector de los damnificados de Ciudad de Dios significa recorrer de extremo a extremo el campamento arenoso de unas 1.000 hectáreas. Allí ubicamos a Maritza Ramos, líder comunal, quien afirma que en los dos meses que llevan instalados, solo en dos ocasiones la Municipalidad de Cura Mori ha realizado el recojo de la basura.
 
“No hay buen tratamiento de residuos sólidos. Otro problema que tenemos es la falta de mantenimiento de los baños químicos que fueron instalados. La empresa Ancro viene cada 3 días, lo que obliga a los vecinos a realizar sus deposiciones en la periferia”, comenta la damnificada.
 
Los baños no son suficientes. Pozo de los Ramos tiene 32 baños químicos para 279 familias.
 
Va cayendo la tarde y en el campamento San Pablo, a solo 15 minutos del campamento km 980, la familia Mendoza Ancajima se prepara para recibir la noche. Los seis hijos atienden las indicaciones de Leoncio y Verónica, sus padres: “Alisten las colchas, guarden todo y no dejen velas prendidas”, les dicen.
 
Esta familia duerme literalmente en el piso, no tienen colchonetas. Los chicos tienen tiempo para hacer las tareas hasta que dure la luz del día.
 
“Muchos creerán que queremos que se nos regale todo, pero no es así. Necesitamos puestos de trabajo, aquí no hay opciones. Que el presidente Pedro Pablo Kuczynski venga y vea cómo estamos. No queremos seguir viviendo de la caridad”, dice Leoncio al acostar a su último hijo que se ha ido a dormir con un día más sin haber cenado.

También hay madres y adultos mayores con desnutrición 

De los niños de 6 a 12 meses, 12 tienen desnutrición aguda. Entre los niños de 12 y 24 meses, 50 presentan el problema. En cuanto a los niños de 24 a 36 meses, 34 tienen esta deficiencia y el grupo comprendido entre 36 y 60 meses de edad, son 55 los niños con desnutrición crónica.
 
También está el grupo de las gestantes que son 56 madres y hay 64 mujeres madres que están dando de lactar. Todos estos grupos de población especial requieren programas de alimentación urgentes.
 
También hay un grupo importante de adultos mayores con problemas de salud que no están siendo atendidos. Y casos particulares como los de los adolescentes Caroline Chávez y Ronald Sosa, con problemas de convulsiones y epilepsia, respectivamente, problemas de salud que les dificultan acudir a clases.
 

Enfoque - Deben haber acciones efectivas

Magaly Herrera
Nutricionista
 
Está demostrado científicamente que la desnutrición marca a un niño para toda su vida, es una persona que en el futuro será un adulto poco productivo si no llegamos a recuperarlo a tiempo. Las intervenciones si no son rápidas y efectivas permitirán que estos niños no lleguen a desarrollar desnutrición crónica.
 
¿Cuál es la diferencia entre una y otra?, en la desnutrición crónica la falta de alimento se da por tiempos consecutivos y prolongados, lo que ocasiona problemas de talla baja. En la aguda, el niño presenta talla normal y peso bajo debido a circunstancias particulares como ha sido el caso de los damnificados, que de pronto han reducido su ingesta de alimentos. Esto expone al menor a una situación de alta vulnerabilidad frente a cualquier enfermedad.
 
Lo que se tendría que hacer es un trabajo articulado entre el Ministerio de Salud y el de Agricultura, porque son los dos sectores los llamados a enfrentar este problema.
 

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