miércoles, 27 de mayo de 2020

Salud en Casa.- El 75% de pacientes COVID-19 que son trasladados a la unidad de cuidados intensivos (UCI), son obesos. De esta manera, el SARS-CoV2 devela lo peligroso que es padecer esta enfermedad que, junto al sobrepeso, encabeza el ranking de muertes a causa del nuevo coronavirus.

 

Es evidente que tener esta comorbilidad empeora el pronóstico de aquellos infectados por el virus.

 

Esta realidad se confronta con el reinicio de actividades económicas que el gobierno peruano impulsa desde hace una semana, con ciertos criterios:

 

Inicialmente, las personas con un índice de masa corporal (IMC) mayor o igual a 30 kg/m2 no podían regresar a sus centros de trabajo por el evidente riesgo que supone su exposición. Frente a ello, la Sociedad Nacional de Industrias avizoró que 1 millón 200 mil personas no volverían a trabajar y sugirió que este corte se realizara en un IMC mayor o igual a 40 kg/m2; es decir cuando la persona sufre obesidad mórbida, lo cual fue atendido.

 

La magnitud del problema indica que, casi el 70% de la población peruana adulta, quienes conforman la Población Económicamente Activa (PEA), tiene sobrepeso y algún grado de obesidad.

 


Si relacionamos esta variable con el nivel de competitividad global del país, el Perú ocupa, hasta el 2019, el puesto 65 de 141; frente a países como Japón, que solo tiene 3.5% de obesidad en población adulta y, hasta el 2018, ocupaba el puesto 5 en competitividad.

 

Frente a ello, el Estado peruano debe armar otro frente de batalla en salud, que es la lucha contra el sobrepeso y obesidad y esta debe ser de interés nacional; sin dejar de lado la ya iniciada y dura batalla de la lucha contra la erradicación de la desnutrición y anemia.

 

Los beneficios no solo serán en la salud de la población; sino también en el ahorro del Estado, en gastos de otras enfermedades relacionada, como la diabetes, hipertensión arterial, enfermedad cerebrovascular, dislipidemias, en otras.

 

Este dinero ahorrado puede ser utilizado para reforzar las acciones de prevención, que ayudaría a tener una población más sana, más productiva y competitiva.

 

Por ese motivo, el Colegio de Nutricionistas de Lima hace hincapié en la urgencia de que se incluya al nutricionista en los equipos de salud ocupacional de las instituciones, públicas y privadas.

 

Finalmente, reiteramos la necesidad de que el Estado convoque a los nutricionistas peruanos para establecer mesas de trabajo, a fin de diseñar políticas de salud que se apliquen en instituciones fundamentales de nuestra sociedad, como son los centros gubernamentales, los colegios de educación básica, el gremio empresarial, entre otros.

 

Lic. Olger Dawis Román Vilchez

Secretario Cientifico CR IV - CNP


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