El dolor crónico puede estar presente durante la enfermedad oncológica y aunque se logre controlar, es posible que perdure tras superar el cáncer, afirma la vicepresidenta de la Asociación Médica Peruana de Cuidados Paliativos, Carla Zapata.
Salud en Casa.- Las mejoras que han surgido a lo largo de los años en la prevención, el diagnóstico y los tratamientos para el cáncer, enfermedad que en el 2020 registró más de 69 mil casos nuevos en el Perú, “podrían haber aumentado la incidencia de pacientes que han superado el cáncer”, indica la vicepresidenta de la Asociación Médica Peruana de Cuidados Paliativos, Carla Zapata.
Y con ello también se ha presentado un incremento en el número de sobrevivientes que padecen de dolor crónico, es decir, aquel que persiste o es recurrente por más de tres meses. La doctora Zapata señala que, si bien no se cuenta con una cifra oficial en nuestro país, “se estima que entre el 30% y 40% de los sobrevivientes sufren de dolor crónico”.
Por su parte, la doctora Katia Echegaray, coordinadora de la maestría en Cuidados Paliativos y Manejo del Dolor Crónico de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos (UNMSM), explica que el dolor crónico en un paciente oncológico en remisión —estado en que los síntomas y signos del cáncer han desaparecido luego del tratamiento— puede desencadenarse o perpetuarse debido a múltiples factores, como “el tipo de lesión, el tratamiento aplicado al paciente y la presencia de otras enfermedades; además, se ve influenciado por el estado de ánimo de la persona, su situación social y el nivel de apoyo que recibe”.
Por ello, la especialista de la UNMSM recalca la importancia de la comunicación entre médico y paciente para afrontar el dolor tras superar el cáncer, ya que el abordaje oportuno evitará complicaciones y “por más difícil que sea su tratamiento, el dolor crónico se puede controlar. En nuestro país, se dispone con cada vez más profesionales capacitados y sensibilizados en este tema”, comenta.
Actualmente, se cuenta con tratamientos farmacológicos innovadores, que representan opciones terapéuticas con perfiles de eficacia y seguridad bien caracterizados. En ese sentido, ambas especialistas coinciden en que el enfoque médico personalizado y multidisciplinar es necesario para mejorar la calidad de vida de los pacientes. “El abordaje debe ser integral, por lo que el tratamiento farmacológico debe complementarse con la atención psicológica, nutricional y física”, explicó Echegaray.
La doctora Zapata resalta además la importancia de incluir un enfoque multidisciplinario como parte de la atención oncológica que brindan las instituciones médicas. “Las barreras que enfrentan estos pacientes en nuestro país son: restricciones en la emisión de recetario de medicamentos para el dolor, el centralismo y la variabilidad de acceso a sistemas de salud; además de las creencias socioculturales, lo que afecta a la persona física, emocional, psicológica, social y espiritualmente”, detalló.
El dolor crónico, considerado como una enfermedad en sí misma de acuerdo con la Clasificación Internacional de Enfermedades CIE-11, puede ser incapacitante debido a su intensidad, por lo que los pacientes tienen dificultades para realizar actividades cotidianas, generando un impacto negativo en su vida e independencia.
Ambas especialistas concluyen que la falta de control de un paciente con dolor crónico tiene una gran repercusión en su calidad de vida y puede afectar su dinámica familiar, la economía de su hogar y la vida social.
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