Gracias a su esfuerzo y dedicación, legumbres, tubérculos, verduras y una amplia variedad frutas alimentan a las casi 60 000 niñas y niños usuarias del Servicio de Cuidado Diurno, en todo el país.
Salud en Casa.- Una primera infancia saludable, segura y feliz comienza por una alimentación nutritiva y balanceada, que permita a las gestantes, niñas y niños menores de 36 meses de edad recibir las proteínas, vitaminas y demás nutrientes indispensables para su desarrollo. Por ello, el Programa Nacional Cuna Más del Ministerio de Desarrollo e Inclusión Social (Midis) confía la provisión de los principales insumos para sus servicios alimentarios a los hombres y mujeres del campo, que cultivan con esmero la tierra para brindarnos sus mejores frutos.
Como se recuerda, los servicios alimentarios de Cuna Más son los espacios donde las (os) socias (os) de cocina, capacitados por el programa social, preparan los refrigerios, almuerzos y canastas que reciben las casi 60 000 niñas y niños usuarios del Servicio de Cuidado Diurno (SCD), según sus edades, en todas las regiones del país.
“Cuna Más convoca a los mejores productores agrícolas para proveer de legumbres, tubérculos, hortalizas, verduras, raíces, frutas, entre otros, a nuestros servicios alimentarios, priorizando siempre la producción regional, dinamizando así las economías locales. Nuestros estándares de calidad, así como el seguimiento que se realiza a cada entrega, nos permite asegurar el buen estado de los productos, su inocuidad y calidad, pues la buena nutrición de nuestras usuarias y usuarios es prioritaria para su desarrollo infantil temprano”, precisó Lourdes Sevilla Carnero, directora ejecutiva de Cuna Más.
De la chacra a la olla
Desde marzo pasado, cuando inició la reactivación de la atención presencial de los servicios de Cuna Más, los servicios alimentarios del SCD volvieron a recibir de manera periódica insumos perecibles (como verduras o frutas) y no perecibles (envasados o conservas). En ambas categorías, como se hacía desde antes de la pandemia, se busca aprovechar la producción local, pues los alimentos que consumen las niñas y niños usuarios deben ser similares a los que sus familias puedan brindarles en casa.
De esta manera, alimentos cultivados por agricultores regionales, como la oca, olluco, sachapapa, mashua y variedades de papa conocidas como peruanita, amarilla, yungay, huayro, tomasa o canchán, llegan a las mesas de la niñez en condición de vulnerabilidad, pobreza y pobreza extrema, a la que se atiende en el servicio. Otro beneficio es la amplia gama de frutas locales a las que se accede, como aguaymanto, arándano, carambola, chirimoya, tuna, granada, pitahaya o granadilla, ideales para endulzar el paladar de las niñas y niños, evitando el uso de los azúcares añadidos.
“Este 24 de junio, cuando revaloramos la importancia de las y los agricultores peruanos, es importante que reconozcamos que no solo contribuyen con nuestra alimentación, sino también con la generación de empleo y bienestar para sus comunidades, haciendo productivas sus tierras y también preservándolas para las futuras generaciones”, agregó Sevilla.
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