martes, 7 de marzo de 2023

 

  • La Organización Mundial de Salud (OMS) reveló que uno de cada 100 niños tiene un TEA.



Salud e
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 Casa.- Según el último reporte del Ministerio de Salud, en el Perú a 15,625 personas se les ha identificado un trastorno del espectro autista (TEA), y el 90,6% son menores de 11 años; asimismo, la Organización Mundial de Salud reveló que uno de cada 100 niños tiene un TEA. Es por ello que sus necesidades de atención son complejas y requieren una serie de servicios integrados, que abarcan la promoción de la salud y el acompañamiento de profesionales de distintas especialidades.

 




En ese sentido, el Lic. César Borja, Tecnólogo Médico en Terapia Física y Rehabilitación especializado en TEA y docente en el Instituto Carrión, resaltó que lo más importante es la intervención temprana de los signos de alarma, que inclusive se pueden detectar desde los primeros años de vida.



 

¿A dónde acudir?:

El primer paso es sacar una cita con un neuropediatría, con el fin de que se puedan determinar e identificar ciertas características, de acuerdo al grado de TEA. Además, es importante considerar que cada caso es individual a otro. A la fecha, se consideran tres niveles de TEA según el grado de severidad.



 

¿Qué otros especialistas consultar?

Se debe agendar una visita con psicología y un especialista en terapia física especializados en psicomotricidad, con el fin de evaluar el desarrollo de ciertas habilidades básicas y su autonomía. Cuando el niño o niña ya inicie la etapa escolar, el docente brindará las recomendaciones en caso se requiera terapia de lenguaje.

 



¿Desde qué edad se pueden iniciar las terapias físicas?

Es posible detectar señales dentro de los primeros seis meses de vida y es muy seguro comenzar las terapias desde este período. Actualmente, existen métodos diagnósticos muy eficaces; sin embargo, para llegar a ello es fundamental la identificación dentro del entorno familiar.



 

“Es importante que las terapias sean frecuentes; lo recomendable es que se reciba terapia de modo multidisciplinario, es decir, que se involucre a un grupo de profesionales. Es clave que se realice terapia física y ocupacional dos meses seguidos y luego se descanse por máximo un mes, para luego continuar”, precisó el especialista en psicomotricidad en TEA del Instituto Carrión.



 

¿Cuáles son los beneficios de una terapia temprana?

Si se realiza una intervención temprana individual (terapia física) y, posteriormente grupal (psicomotricidad), con el fin de ir regulando aquellas características dentro de cada niño, teniendo en cuenta siempre que cada uno es individual al otro, es posible desarrollar la coordinación óculo manual, las praxias, el equilibrio y coordinación, la atención y la concentración.



 

Igualmente, la psicomotricidad ayudará al niño o niña a mejorar la organización tiempo espacio, las habilidades sociales, la comunicación verbal y no verbal, la lateralidad, el área sensorial y el procesamiento de indicaciones.



 

¿Qué ejercicios se pueden hacer?

El terapista usará la experiencia motriz a través del juego, ya sea de forma individual o grupal. Una de las prácticas más completas es la psicomotricidad en cualquiera de sus variantes, en la que se trabaja mediante circuitos dependiendo de la edad, el grado y las habilidades del niño y niña. Usualmente, se construyen diferentes niveles de dificultad con el fin de mejorar su equilibrio estático, dinámico, coordinación general, precisión, coordinación motora gruesa, etc.

 

 

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