A finales del 2019 un tercio de la población mundial usará lentes. Es hora de prevenir.
Algunas instituciones, como el Instituto para la visión Brien Holden, en Sidney (Australia), vaticinan que a finales del 2019 un tercio de la población mundial usará lentes. Esto indica que algo condena a las nuevas generaciones a usar correctores oculares.
“La miopía se produce cuando el globo ocular es más largo de lo normal. En ese caso, la imagen no se forma en la retina, sino antes, y lo que llega a la retina es una imagen borrosa”, explica el doctor Walter Benites, director Médico de la Clínica Oftalmológica Oculaser.
Si bien se apuntaba a la genética como principal causa de este defecto; estudios recientes indican que otros factores pueden condicionar la miopía, como el tiempo deexposición a la luz natural en edad de crecimiento.
“En los niños que están en penumbra disminuye la producción de dopamina, un neurotransmisor que producen, entre otras, las células de la retina. Eso ocasiona una debilidad escleral, provocando que este órgano crezca más de lo normal y se vuelva miope”, añade el oftalmólogo.
Allí, donde hay niños encerrados en casa estudiando o pegados a la computadora hay un buen caldo de cultivo para la miopía. No tanto por el hecho de fijar la atención en la pantalla, sino por el entorno, presumiblemente con poca luz. "Los niños que pasan menos tiempo al aire libre tienen mayor riesgo de padecer miopía”, nos indica Benites.
En estos tiempos en que prima el ocio tecnológico, los niños pasan poco tiempo en la calle. Y la clave reside en empaparse de luz.
Investigadores de tres universidades australianas recomendaron que los infantes pasen al menos tres horas al día bajo una luminancia de 10.000 lux, lo que equivale a estar en la calle, a la sombra, en un día claro. Pasar más tiempo al aire libre parece, pues, el remedio más efectivo para prevenir las complicaciones visuales de la vida moderna.
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