Uno de los principales problemas de salud que aquejan a las familias, tanto en el Perú como en toda la región, es la obesidad infantil. Se estima que al menos 3 de cada 10 menores sufre este problema de salud. ¿Qué podemos hacer?
Salud en Casa.- En las últimas 3 décadas el sobrepeso ha incrementado constantemente en Latinoamérica y el Caribe. Según UNICEF, se estima que 3 de cada 10 niñas, niños y adolescentes viven con sobrepeso en la región, cifras que nos hacen reflexionar acerca de los factores que promueven esta enfermedad desde edades tempranas.
“En el pasado, cuando se enfrentaban tiempos de escasez y crisis, se consideraba que un niño con sobrepeso era más sano y resiliente; sin embargo, hoy en día, este mito se ha ido desvaneciendo, y ahora, por el contrario, se sabe que muchas de las enfermedades más graves se relacionan con la obesidad”, comenta la Dra. Alexy Arauz-Boudreau, directora médica de Atención Primaria Pediátrica y Gestión de la Salud de la Población en Mass General for Children.
Las consecuencias de la obesidad en niños
“Lamentablemente, se ha llegado a tal nivel de obesidad infantil que ahora vemos problemas fisiológicos que antes eran característicos en adultos, como diabetes tipo 2, niveles de colesterol alto que promueven enfermedades cardiacas, problemas musculares y dolor en las rodillas, problemas del sueño originados porque el sistema respiratorio se ve afectado y no permite respirar correctamente, y un niño que no duerme bien, tampoco puede regularse durante el día”, agregó la también profesora asistente de Pediatría en la Facultad de Medicina de Harvard.
De acuerdo a la Dra. Arauz-Boudreau, los niños con sobrepeso tienen mayor tendencia a sufrir de asma, ya que ambas son consideradas como enfermedades inflamatorias. Así mismo, el hígado graso es cada vez más común en niños cuando anteriormente solo aparecían en la adultez.
Sumado a las diferentes consecuencias a nivel fisiológico, los niños también pueden enfrentarse a estigmas sociales que promueven una baja autoestima, lo que “puede generar mayor dificultad para desarrollarse y, a largo plazo, generar problemas de salud mental que acaban afectando otros aspectos de su vida”, indica la especialista en pediatría de Massachusetts General Hospital
¿Cómo reconocer a un niño sano?
“Al principio de la vida, un poco de grasa es normal, el cuerpo sabe que esto es importante ya que los bebés están doblando su peso cada dos meses, pero eso no continúa por siempre. A medida que esa etapa pasa y se acercan a los dos años, el cuerpo comienza a necesitar menos grasa y los niños comen menos. Cuando llegan a los 4 años, a un niño saludable se le debe alcanzar a ver la última costilla, esta tendencia continúa hasta la pubertad, cuando vienen otros cambios en el desarrollo”, indica la Dra. Arauz-Boudreau.
¿Cómo hacer frente a la obesidad infantil?
La experta indica que el primer cambio debe ser en la mentalidad de los padres o cuidadores de los niños, ya que los infantes deben mantener un peso adecuado, no muy alto ni bajo, e idealmente indicado por su pediatra.
“Al inicio, los niños lloran por todo para dar a entender que algo no está bien, puede ser hambre, sueño o porque necesitan que los cambies. Debemos entender que no todo llanto es por hambre, no se debe acostumbrar al bebé que solo comiendo podrá calmarse. El ser humano es tan sabio que cuando se llena después de comer, comienza a rechazar el seno o el biberón, por lo que primero debemos observar su comportamiento antes de darle de comer”, agregó.
Asimismo, la especialista en pediatría de Massachusetts General Hospital comparte cinco recomendaciones para padres y cuidadores de niños y adolescentes para promover una alimentación y hábitos saludables.
· Trabajar la dieta líquida desde pequeños. Se debe enseñar a los niños a tomar agua natural desde pequeños, acostumbrarse al sabor y a consumirla cuando tienen sed. Se recomienda evitar bebidas azucaradas como refrescos o jugos. En vez de ello brindar frutas como naranjas, manzanas, uvas o papaya que son además buena fuente de fibra. En el caso de la leche, la doctora recomienda consumirla por su alto contenido nutricional.
· Establecer patrones de comida saludables. Los niños están en pleno crecimiento, pero este no es constante, por lo que es normal que un niño no tenga el mismo apetito todos los días. Se recomienda evitar enseñarles a comer sin hambre. Si el peso del niño es adecuado según su pediatra, es importante enseñarles a comer cuando tengan hambre y evitar fomentar acciones como comer cuando se siente mal o para celebrar, así como no ocupar la comida como un premio.
· Crear un ambiente saludable en casa. Los bebés al principio no escogen lo que tienen que comer, pero conforme crecen también comienzan a buscar comida en casa. Por ello, es importante crear un ambiente de alimentos saludables y que el niño crezca consumiendo la menor cantidad de alimentos procesados y comida rápida.
· Ser paciente con el rechazo a alimentos saludables. Se debe ser paciente a la hora de presentar comida nueva a los bebés y niños, ya que es normal que algo no les guste a la primera. Se estima que un alimento debe presentarse hasta 15 veces antes de que al niño le guste y en ocasiones debe hacerse en diferentes preparaciones. De igual forma, debe permitirle que manipule e interactúe con la comida, dejarlos que la toquen, huelan y prueben.
· Consejos para mantener un peso saludable. Se ha comprobado que amamantar, dormir adecuadamente según la edad (menores de 2 años, entre 11 y 14 horas; de 3 a 5 años, entre 10 y 13 horas; 6 a 12 años, entre 9 y 11 horas; y mayores de 12 años, de 8 a 10 horas), tener una hora de actividad diaria, limitar uso de pantallas digitales a no más de dos horas diarias, tomar agua y tener una dieta balanceada con frutas y vegetales ayudan a mantener un peso adecuado.
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