Cinco desafíos comunes en la lactancia materna y cómo superarlos desde el inicio

Salud en Casa.- La lactancia materna es reconocida como una de las prácticas más importantes para garantizar la salud del recién nacido, pero no siempre es un camino sencillo. En Perú, según la Encuesta Demográfica y de Salud Familiar (ENDES) 2024, si bien el 67.4% de los bebés menores de seis meses reciben lactancia materna, muchas madres enfrentan obstáculos que pueden llevar a un abandono prematuro de esta práctica.

Con el objetivo de fomentar una lactancia exitosa desde el inicio, Karen Padilla, obstetra especialista en lactancia materna y fundadora de Amamanta, primer Centro Especializado en Lactancia Materna advierte sobre cinco desafíos frecuentes y brindan recomendaciones prácticas para afrontarlos:

Dolor y grietas en los pezones: el dolor en los pezones no debe considerarse “normal” ni parte inevitable de la lactancia. Aunque es común en los primeros días, suele ser señal de un problema en la técnica de amamantamiento, especialmente en el agarre del bebé al pecho. Para ello, asegúrate de que el bebé abra bien la boca y abarque no solo el pezón, sino gran parte de la areola. Si ya hay grietas, mantén los pezones limpios, exponerlos al aire después de las tomas y aplica unas gotas de tu propia leche, que tiene propiedades cicatrizantes. Acude a consulta para identificar el motivo de las lesiones, mejorar las técnicas y prevenir que se formen nuevas grietas. 

Percepción de baja producción de leche: es natural preguntarse si el bebé se está alimentando lo suficiente, especialmente cuando llora con frecuencia o parece no “llenarse”. Sin embargo, en la mayoría de los casos, la producción de leche es adecuada y lo que falla es la información. La mejor manera de mantener y aumentar la producción es amamantar frecuentemente, sin horarios fijos, respondiendo a la demanda del bebé. Observa si tu bebé moja más de 6 pañales al día, sube de peso adecuadamente y parece satisfecho después de las tomas: estos son los mejores indicadores.

Ingurgitación mamaria: durante la "bajada" de la leche que se produce entre el 3er y 5to día postparto, es normal sentir los senos duros, pesados o calientes. Pero si no se vacían con regularidad, esta acumulación puede generar mucho dolor e incluso dificultar el agarre del bebé. Por ello, amamanta con frecuencia, idealmente cada 2 a 3 horas, incluso por la noche y antes de cada toma, aplica compresas tibias para facilitar el flujo de leche. Después de amamantar, puedes usar compresas frías para reducir la inflamación.

Mastitis: la mastitis puede iniciar con una molestia leve que progresa rápidamente a fiebre, dolor intenso y fatiga. Es crucial actuar a tiempo para evitar complicaciones y continuar amamantando de forma segura. Por ello, si sientes una zona dura, roja o caliente en el pecho, junto con malestar general o fiebre, consulta de inmediato con un profesional de salud y continúa amamantando del lado afectado, ya que vaciar el pecho ayuda a aliviar la inflamación. El contenido de la leche no representa un riesgo para el bebé.

Dificultades en el enganche del bebé: no todos los bebés logran un buen agarre de forma natural, especialmente si nacieron prematuros, tienen frenillo sublingual corto o si hubo separación madre-bebé después del parto. Así que, asegúrate de iniciar la lactancia lo antes posible tras el parto. El contacto piel con piel favorece el reflejo de búsqueda y succión. Sin embargo, si notas que el bebé no se prende bien, se fatiga rápido o no aumenta de peso, busca apoyo profesional. Un diagnóstico temprano evita frustraciones y mejora la experiencia para ambos.

¿Por qué es clave la preparación desde el embarazo?

Participar en talleres de lactancia, contar con una red de apoyo y recibir información confiable durante la etapa prenatal puede marcar una gran diferencia. La Organización Panamericana de la Salud (OPS) destaca que “el inicio temprano de la lactancia y su mantenimiento exclusivo hasta los seis meses puede reducir significativamente la mortalidad infantil en la región”.

Con información, acompañamiento y confianza, más madres pueden disfrutar de una lactancia placentera, fortaleciendo el vínculo con sus hijos y contribuyendo a su desarrollo saludable. Una de las estrategias más efectivas para lograrlo, parte desde el embarazo mismo, según explica la obstetra Karen Padilla:

“Desde antes del parto, en las citas prenatales de lactancia, me enfoco en informar a las futuras madres sobre la producción de leche materna, desmitificando creencias erróneas. Además de enseñarles técnicas adecuadas de lactancia y ayudarlas a identificar un buen enganche, las preparo para enfrentar los diversos retos que puedan surgir. También les muestro cómo extraer el calostro y ofrecerlo a sus bebés, si es necesario, utilizando diferentes métodos como recolectores de calostro, jeringas, vasitos o cucharitas.” 

Esto no solo asegura que el recién nacido reciba sus primeros nutrientes aun si tiene dificultades para succionar, sino que también les devuelve a las madres la confianza en su cuerpo y en su capacidad de  alimentar a sus bebés. Es una preparación física y emocional que transforma su inicio en la lactancia”, señala la obstetra Karen Padilla.

Esta práctica, cada vez más difundida en Perú y América Latina, ayuda a evitar el uso innecesario de fórmulas durante las primeras horas de vida y favorece una lactancia más segura, informada y conectada desde el primer instante.