sábado, 13 de abril de 2013

Diario La Primera.- Muchos padres de familia se sienten perturbados cuando sus hijos presentan actitudes agresivas o retraídas, sin saber que ellos mismos son los causantes de estos problemas. “Muchas veces veo en mi consultorio estos casos debido a que por aspiraciones paternas los hijos se esfuerzan por un rumbo que ellos no escogieron, convirtiéndose así en algo triste y poco comunicativo. Asimismo, porque en su momento los padres no cerraron filas para decirle a ese hijo un “NO” saludable que lo haga reflexionar sin sentirse maltratado”, sostuvo.
 
Según la especialista Eva Caballero, si no lo hicimos “nunca “ es el momento de “conversar” y “ escucharse”, que es diferente a “comunicarse” y oír solamente. Porque si hacemos lo primero, llegaremos a convertir a nuestro hijo en un ser autónomo dotado de libertad y seguridad, preparado para los tropiezos de la vida; y en la segunda lo sobreprotegeremos, rodeándolo de un exceso de información y prevención que a la larga se transforma en un “salvavidas de plomo”.
 
 “Hay que evitar el diálogo del ‘loro y el búho’ con los adolescentes, donde los padres o adultos les repetimos siempre lo mismo sin cansarnos y ellos solo les queda oír, entrando a un círculo vicioso sin resultado alguno”, precisó. “Es conversar con ellos en una escucha activa, sin juzgarlos”, agregó.

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