domingo, 5 de mayo de 2013

El consumo de grasas trans durante el embarazo y lactancia puede afectar al desarrollo mental de los niños y reducir su peso al nacer.
Salud en Casa Perú.- Nuestra alimentación está compuesta por grasas trans de distintos tipos, pero no sabemos realmente cuáles de estas pueden hacer daño a nuestro organicismo  y al de nuestra familia. Son las grasas trans y las grasas saturadas con las que debes uno debe tener cuidado y evitar su consumo y reducirlo al mínimo, manifestó la nutricionista de Nutramed Perú, la Licenciada Jimena del Pozo Jacobs.
“Las grasas de origen animal se definen como grasas saturadas. Esta, por lo general se vuelve sólida a temperatura ambiente. Por su parte , se le conoce como grasa trans aquella grasa de origen vegetal que sufre un proceso de hidrogenación (de calentamiento), el cual permite  transformar  una grasa en estado líquido  a uno semisólido, con mayor resistencia a la oxidación  y a su envejecimiento , es decir, a su estado natural  de descomposición  contienen  este tipo , ya que además de abaratar los costos  de producción permiten una mayor duración de los mismos. Sin embargo, esta grasa termina dañando el metabolismo del cuerpo y se acumula en las arterias”, precisó.
 
Según la especialista  podemos  encontrar grasas trans en alimentos  como las galletas dulces y saladas, margarinas, cereales para niños, frituras como chifles, papas y camotes de los snaks, al igual que las papas  fritas que acompañan el pollo a la brasa. “Los que están más expuestos a presentar grasas trans son los niños, porque en los mismos kioskos de los colegios y afuera de ellos consumen muchos de estos productos, nocivos para su salud”.
 
“Entre los riesgos que nos puede ocasionar un habitual consumo de productos que contienen estas grasas, se encuentran los trastornos cardiovasculares como el infarto al miocardio (ataque al corazón), ya que tienen la capacidad de reducir el colesterol bueno y elevar el colesterol malo. Asimismo su consumo durante el embarazo y lactancia puede afectar al desarrollo mental de los niños y reducir su peso al nacer”, informó.
 
Para Jimena del Pozo es recomendable remplazar las grasas saturadas y las trans de su alimentación  por las grasas mono insaturadas  como son el aceite de oliva y de canola y las poli insaturadas, como los aceites  de soya, frijoles de maíz y girasol y alimentos como las nueces.  “Se debe seleccionar  alimentos como  pollo sin piel, los granos integrales, frutas y vegetales y reducir el consumo de  vísceras como el hígado una vez por semana y priorizar el pescado y la pavita”.
“Con esta ley que promueve la alimentación saludable para niños y adolescentes, aprobada por el Congreso que estipula que la publicidad dirigida a este grupo de personas, no debe incentivar el consumo de alimentos y bebidas no alcohólicas con grasas trans, alto contenido de azúcar, sodio y grasas saturadas; me parece un buen comienzo, pero aquí entra la responsabilidad de los mismos padres y maestros en educar a los niños también”, agregó.

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