martes, 20 de agosto de 2013

El deseo que siempre sean los mejores, hará que los chicos se sientan tristes y frustrados.

Por: Katty Gines

Diario Trome.- En un mundo tan competitivo, los padres quieren que sus hijos sean -desde hoy- los primeros en todo. Los presionan para que ocupen los mejores puestos en el colegio, los matriculan en talleres y no los dejan crecer en libertad.

“La sobreexigencia” en los niños es negativa, pues los vuelve ansiosos, intolerantes al fracaso y se aburren con facilidad”, advierte Gabriela Cossi, psicoterapeuta de la Clínica Internacional.

La especialista dice que son muchos los papás que desean que sus chicos sean perfectos a costa de sacrificios, quemando etapas importantes como la infancia y la niñez, lo cual es negativo, porque el menor crecerá desdichado y lleno de frustraciones.

“No hay receta para decir cómo criar a un hijo, pero los progenitores deben tomarse un tiempo para observar las habilidades de sus engreídos y reforzar así sus capacidades. Si es bueno en fútbol, puede llevarlo a practicar este deporte sin presionarlo”, subraya.

Aquellos papás que exigen demasiado a sus hijos, tendrán como resultados a jóvenes intolerantes y con una baja autoestima.

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