jueves, 6 de marzo de 2014

Si bien la próstata no juega ningún papel en el mecanismo de una erección, algunas anomalías prostáticas y su tratamiento pueden repercutir de manera psicológica en el desempeño sexual de un hombre.
 
RPP Noticias.- La próstata es una glándula masculina situada debajo de la vejiga que recubre la uretra. Este órgano produce gran parte del líquido que se expulsa con la eyaculación y por ella circula tanto la orina y como el semen. Durante la actividad sexual, la próstata se contrae en el momento del orgasmo y durante la eyaculación descarga en la uretra el líquido prostático junto con el esperma producido en los testículos.
 
Los problemas prostáticos se vuelven frecuentes a partir de los 40 años. Entre las anomalías prostáticas más frecuentes se encuentra el adenoma de próstata o hipertrofia benigna de próstata. Es un tumor benigno que provoca el crecimiento de dicho órgano y la dificultad de orinar.
 
Si bien es cierto que la presencia de un tumor benigno en la próstata no condiciona la actividad sexual, es posible que las molestias que provoca como dolor o dificultad al orinar, disuadan de cualquier hombre de tener relaciones con su pareja. Por su parte, la capacidad de tener una erección tampoco se ve directamente afectada por el agrandamiento de la próstata.
 
Por lo general, el tratamiento de los trastornos prostáticos suele repercutir en la función sexual. Para este tipo de tratamiento se suele utilizar fármacos con efecto bloqueador de las hormonas sexuales masculinas, antiandrógenos, que pueden provocar una marcada disminución de la libido y disfunción eréctil.
 
Por otro lado, el cáncer de próstata es el tercer tipo de cáncer que afecta al hombre después de los 50 años. Su detección temprana se realiza a través de pruebas como: determinación del PSA o antígeno prostático específico y del tacto rectal. En caso que solo se realice una extracción parcial de la próstata, el riesgo de impotencia tras la intervención es mínimo.
 
Cabe resaltar que después de cualquier intervención quirúrgica sobre la zona genital se produce un fuerte impacto psicológico y puede provocar trastornos sexuales de causa emocional como problemas de deseo, disfunción eréctil o insatisfacción sexual.
 
(Dr. Max Lazo, urólogo).
 
 

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