martes, 12 de agosto de 2014

Por: Milagros Laura
Diario Trome.- Para emplear correctamente el premio o castigo hacia nuestro hijo, es necesario inculcarle antes el sentido de autoridad. Cuando el pequeño reconoce que mamá y papá ponen las reglas en casa, sabrán que tienen que hacer caso a sus decisiones, sean estas para premiarlo o castigarlo. La psicóloga Sonia de Wong aclara que las medidas correctivas como las recompensas varían según la edad del menor.

DE 2 A 5 AÑOS
La mejor manera de premiar al pequeño por una buena acción, como pedir ir al baño, son las palabras amables y expresiones de cariño. Esto lo estimula a seguir mejorando para lograr la atención y alegría de sus padres. ‘Nunca debe faltar el reconocimiento de papá o mamá por el logro del hijo, cualquiera que sea’, resalta la experta. Mientras que para castigarlo -añade- basta con una voz firme cuando haga algo malo. También puede quitarle algún juguete, especialmente si es el causante del mal comportamiento. Y siempre es efectivo el ‘time out’ (tiempo fuera) para que reflexione sentado en una silla.
NIÑOS EN ETAPA ESCOLAR
De los 6 a 12 años, la forma de corregir al menor cambia porque va ganando independencia. En este caso, la doctora Wong recomienda no dar premios materiales. “Para los padres es muy fácil decirle al hijo: ‘Si sacas puros 20, te compro lo que quieras’. No se dan cuenta de que con eso despiertan el interés material del niño, y no el deseo de aprender más en sus estudios”. Por ello, aconseja premiar a los hijos con momentos gratos, como ir al cine, pasear en bicicleta, ir al club, al zoológico, etc. En tanto, las sanciones deben estar en torno a suspender las actividades que más le agrade al menor como jugar PlayStation o salir con los amigos, entre otras.
EN LOS ADOLESCENTES
Los premios y castigos son efectivos, pero el diálogo y la negociación se hacen mucho más importantes y necesarios. Pues ellos refutan las decisiones de los padres y exigen cómo ser recompensados por sus buenas acciones. Es importante tener las normas claras y evitar caer en advertencias vacías, como ‘no vas a jugar con la Tablet’ o ‘te apago el televisor’, porque si estas no son cumplidas, el papá perderá autoridad frente al menor.
Lo que mejor funciona como sanción es privarlo de todo lo que lo ponga en contacto con sus amigos: celular, Tablet, computadora o regularle el tiempo que pasa en las redes sociales. Así también, premiarlo será facilitarle el uso de equipos electrónicos. Es mejor evitar impartir castigos y advertencias con frecuencia, porque el niño se acostumbrará a ello, de tal manera que formará una parte habitual de su día a día y las sanciones perderán
efectividad.

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