jueves, 14 de agosto de 2014

Especialista de la Universidad Católica Sedes Sapientiae (UCSS) nos brinda algunas pautas para una buena alimentación en personas de la tercera edad.
Diario La República.- El clima invernal suele afectar a muchas personas, pero son sin duda los adultos de la tercera edad –al igual que los niños– quienes se llevan la peor parte. Esto sucede porque con los años nos volvemos más propensos a ser afectados por diversas enfermedades virales. 

Siendo la alimentación lo fundamental para una vida saludable, resulta particularmente importante controlarla adecuadamente durante los meses de más frío, ya que –según explica Juan Ramón Morales, nutricionista de la Universidad Católica Sedes Sapientiae (UCSS)– esta también está ligada con la mejora de la funcionalidad mecánica del organismo, la conservación de la masa ósea, la prevención de la pérdida de masa muscular y de enfermedades en general. 
Para personas mayores se recomienda una dieta en la cual no falte pan, pasta o arroz. Estos alimentos –explica Morales– constituyen la base de su alimentación, puesto que brindan la mayor cantidad de energía para mantener la temperatura corporal de los ancianos. Específicamente, la Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda un consumo entre cuatro y seis raciones al día. 
Asimismo debe preferirse el consumo de cereales integrales por su aporte de fibra y vitaminas. Se deben comer al menos dos raciones al día de verduras y hortalizas, una de ellas en forma de verdura cruda y la otra cocida, así como tres raciones diarias de fruta natural. 
En lo que se refiere a carnes, aves, pescados, frutos secos y huevos, se aconseja un consumo de dos raciones al día. Es preferible que la alimentación con pescado sea superior, ya que tiene omega 3. Del mismo modo se recomienda la ingesta de tres raciones diarias de lácteos, leche o queso bajo en grasas. 
Estudios clínicos señalan que a partir de los 35 años se inicia la pérdida de calcio. Esto se debe a una disminución de vitamina D, que actúa como un fijador de calcio en los huesos. Las dos fuentes principales de vitamina D son los rayos solares y el pescado, por lo que en invierno, al escasear los rayos del sol, es necesario aumentar la ingesta de pescado dos o tres veces por semana, tal como recomienda la OMS.
Esta época es perfecta para incrementar el consumo de cítricos como la naranja y el limón, ricos en vitamina C. Para prevenir infecciones se recomienda el consumo de frutas y alimentos con alto contenido en vitamina A, como la zanahoria y el melón.
El adulto mayor suele beber menos agua como consecuencia de la pérdida de la sensación de sed y de frecuentes alteraciones de la deglución o disfagia. Para evitar las complicaciones de la deshidratación  es imprescindible potenciar la ingesta regular de agua y de otros líquidos como zumos, infusiones, leche, sopas y otros alimentos como las frutas y verduras. 
Claves

músculos. La sarcopenia o pérdida de masa muscular es algo frecuente en los ancianos, bien por la reducción de la actividad física, la ingesta insuficiente de proteínas o el descenso de las proteínas en el músculo.
ejercicios. Además de la alimentación, la mejor forma de proteger a los ancianos de las bajas temperaturas es abrigándolos, no exponiéndolos al frío y animándolos a hacer ejercicios físicos para que se mantengan activos.

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