sábado, 1 de noviembre de 2014

30 trasplantes de médula ósea fueron cubiertos por el SIS
 
Agencia Andina.- El trasplante de médula ósea es una opción de tratamiento para niños y adolescentes que sufren de Leucemia (cáncer de la sangre), la neoplasia más frecuente en este grupo poblacional. Gracias al Plan Esperanza, varios de ellos superaron el riesgo de perder la vida por ser pobres, como le ocurrió a Fiorella y Guillermo. 

A Fiorella Alexandra Ipanaqué Nita le diagnosticaron leucemia a los 12 años. Era una escolar responsable a pesar de los dolores de estómago y las intensas ganas de dormir que tenía. Hacía una vida normal, recuerda. Hasta que empezaron los vómitos, las fiebres y los intensos dolores en el vientre.  

Doña Ana, su madre, tomó cartas en el asunto para saber qué razones estaban alterando la salud de su única hija mujer. Tras una serie de exámenes, detectaron que tenía leucemia y la internaron en el Hospital del Niño. 

Fiorella Alexandra no entendía qué era esa enfermedad, pero era consciente de su impacto porque la arrancó de su rutina escolar y familiar, disminuyó la abundancia de su larga cabellera y conoció a otros niños que padecían ese mal. Fue una vivencia inesperada.

"Me di cuenta que había gente que sufría, que a veces el personal de salud no trataba bien a las personas, que mis papás y mis hermanos estaban más unidos a mí, y que a pesar de todo eso, y por eso, tenía que cambiar para bien", recuerda. 

Del Hospital del Niño, donde le hicieron los exámenes, la trasladaron al Instituto Nacional de Enfermedades Neoplásicas (INEN) para aplicar el tratamiento que necesitaba. Lo que viene luego son episodios que su memoria selecciona. Por ejemplo, cuando tuvo una recaída o cuando la enfermedad recrudecía. 

Ni las pastillas, ni la quimioterapia detuvieron la leucemia. Transcurría ya el 2012 y un equipo del INEN determinó que necesitaba un trasplante de médula ósea. Era una alternativa que había que intentar, rememora doña Ana. Así fue. Pero no pasó las pruebas de compatibilidad. De nuevo la oscuridad. 

Sin embargo, una luz al final del túnel apareció. El Ministerio de Salud creó el Plan Esperanza para atender las neoplasias más frecuentes de los peruanos que viven en condición de pobreza en el país. La leucemia es una de ellas, y si el paciente no consigue las células madres que necesita para vivir (que pueden ser propias, de sus hermanos u otra persona en el país), el plan financia el trasplante fuera del país.

Fiorella y su madre viajaron en enero del año pasado al Hospital Jackson Memorial de Miami porque a ese nosocomio llegó un donante de células madres. Año y medio después,  todo quedó como anécdota. Sin embargo, el proceso de recuperación no fue sencillo, cuenta.     

Hoy, a sus 17 años quiere ser psicóloga y también terapista ocupacional. Su sueño es ayudar a otras personas, sobre todo a los adolescentes. "Son difíciles, hay que tenerles mucha paciencia", sostiene, convencida de lo que habla porque lo ha sentido en carne propia.  

Ella no ha perdido el sentido del humor, piensa en el futuro con ilusión. Dentro de algunos años se ve con el cabello largo, como antes, más alta, con sus propias cosas, y trabajando en el INEN. "Tengo muchas cosas por hacer, por lo pronto el año que viene empiezo a estudiar mi carrera". Y lo hará, su barrio en el asentamiento humano San Genaro, en Chorrillos da fe de su voluntad. 

No quiero ser súper héroe 

Guillermo no quiere decir su nombre. El prefiere coger una laptop medio desvencijada que tiene para jugar solitario. Con tan solo 5 años de edad, ha pasado por momentos muy difíciles, inclusive estuvo al filo de la muerte. Todo comenzó en marzo del 2012 cuando le diagnosticaron leucemia.

Ese año empezó a estudiar en educación inicial. Tuvo vómitos y fiebres, pero también falta de apetito y la aparición de manchas violáceas en su cuerpo. Guillermo vivía en el asentamiento humano, Tambo, en Huancayo, al lado de su mamá cuando un médico le informó a Gladys, su progenitora, que los resultados eran desalentadores.

"Viaje ahorita mismo a Lima e intérnelo inmediatamente en el Hospital del Niño, tiene leucemia y aquí no podemos hacer nada". Esa misma noche preparó su maleta y viajó a la capital para salvar la vida de su hijo. No regresaría a Tambo después porque ingresó al INEN en donde vivió más de un año. 

"Tuvimos un cambio radical no sólo porque dejamos la familia, el sol de Huancayo y los espacios libres donde Guillermo corría. Sino porque tuvo que experimentar jornadas intensas de quimioterapia, pastillas, y de recaídas que lo debilitaban más. La leucemia linfática aguda que tenía no respondía al tratamiento. Por eso, también, gracias al Plan Esperanza, viajó a Miami, donde le trasplantarían una médula ósea.  

A Guillermo Sebastián Abad Capcha le hicieron trasplante alogénico de Médula Ósea hace año y medio. Ese tipo de transplante se hace cuando las células madres donadas provienen de una persona que no tiene ningún vínculo familiar con el paciente. El pequeño cuerpo de Guillermo resistió todo, inclusive los efectos que tiene en la salud ese procedimiento. 

Hoy su madre recuperó la esperanza, confiesa, y también el futuro de su hijo. Guillermo habla claro ahora, es inquieto y expresa con libertad lo que se le ocurre. Sus ojos grandes fijan la mirada en lo que les asombra: Jorge el Curioso, un programa de dibujos donde un chimpacé animado cuida el medio ambiente.

Guillermo es voluntarioso y decidido, pero recuerda en voz alta que él se convierte en Hulk cuando lo hacen enojar. No le gusta que lo interroguen. ¿Quieres ser un súper héroe? No dice, eso es muy difícil. Pero cuando se le pide mostrar su dormitorio, corre a enseñarlo porque lo que quiere es compartir los juguetes que duermen con él. 

Y al primero que presenta es al Sheriff Woody, de Toy Story. "Es mi papá, me protege" dice.  Guillermo tiene una vida por delante. El año que viene irá al colegio, dice que tiene muchas ganas de ir a estudiar.

Desde el 2013 hasta septiembre de este año, el Fondo Intangible Solidario de Salud (Fissal) -la unidad ejecutora del Seguro Integral de Salud (SIS)- financió 30 trasplantes de médula ósea, de los cuales 7 son antólogos (el donante es el mismo paciente) 11 alogénicos emparentados (el donante es un hermano compatible) y 12 alogénicos no emparentados (cuando el donante no tiene vínculo familiar). Estos últimos se realizaron fuera del país.  

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