domingo, 10 de mayo de 2015

Especialista indica que contacto estimula confianza, seguridad y autoestima.

Agencia Andina.- El Día de la Madre es un momento en que se activan muchas emociones y también reflexiones sobre la relación con los hijos, pues las personas, por lo general, evoca angustias o miedos que reflejan cual ha sido su historia con el vínculo maternal.

Según señala la doctora Martha Mitrani, psiquiatra del Instituto Nacional de Salud Mental, el vínculo entre la madre y su hijo(a) se inicia con el contacto piel a piel inmediato en el nacimiento y se sigue desarrollando en la infancia.

De esta manera, se brinda el primer modelo de relaciones de confianza, seguridad y autoestima positiva en el niño (a). La especialista añadió que este vínculo también dependerá del estado emocional de la madre.

El contacto de la piel de la madre y del recién nacido, así como el olfato producen una liberación de oxitocina, sustancia que genera placer y tranquilidad, así es como se fortalece el reconocimiento. Es importante el contacto físico inmediato del recién nacido, desnudo sobre el pecho de la madre”, aseveró.
 
 
“El vínculo se va transformando a lo largo de la vida. En la etapa del nacimiento la necesidad perinatal es demandante de contacto físico, de continuidad. Día a día el hijo se va transformando y la madre tiene que ir amoldándose.  El hijo es como un cliente que día a día va cambiando sus requerimientos y allí la madre tiene que ir adaptándose”, agregó la doctora.
 
Asimismo, explicó que cuando una madre está deprimida, sufre y se muestra abatida por su dolor, es común que descuide a su hijo y se muestre irritable al no poder contener la demanda de él. A su vez el hijo sentirá que, por su culpa, la madre está triste, y al no encontrar otro motivo que explique la pena de su mamá,  asumirá que él es el responsable y culpable.
 
La doctora Mitrani también señaló que, detrás de una madre ansiosa, hay una madre que tiene mucho miedo que le suceda cosas a su hijo; por tanto, lo estará cuidando de todas las cosas y no dejará que el menor tenga su propia experiencia.
 
“No aprendemos a ser padres,  aprendemos en la infancia, aprendemos a ser hijos. Y tendemos a ser con nuestros hijos lo que nuestros padres hicieron con nosotros, les damos lo que no nos dieron, o tendemos a vengarnos o desquitarnos con los hijos lo que nos hicieron a nosotros”, puntualizó.

0 comentarios:

Publicar un comentario