domingo, 21 de junio de 2015

Un nuevo método para el tratamiento del cáncer ha obtenido resultados sorprendentes. Los más optimistas auguran que en los próximos diez años el mundo vivirá una revolución en la lucha contra ese mortal flagelo gracias a la inmunoterapia.
Suplemento Domingo.- Los más capos de los capos en la lucha contra el cáncer están entusiasmados. La inmunoterapia, un nuevo método para el tratamiento de esa enfermedad, por la que cada año mueren unos 8 millones de personas, ha mostrado avances efectivos que hacen pensar que en 10 años el mundo vivirá una revolución en el tratamiento y cura de ese flagelo. Aunque aún es temprano para cantar victoria, hay razones para ser optimistas y los objetivos apuntan  a reemplazar progresivamente los métodos convencionales usados hasta ahora: quimioterapia, radiación, y cirugía.
 
A diferencia de los otros tres procedimientos, esta nueva modalidad actúa sobre el sistema inmunológico del organismo, a fin de lograr que este libere un "ejército inmunitario", en lugar de atacar directamente al tumor. Esto, según los especialistas, significa un cambio de paradigma en la batalla que durante los últimos años la humanidad le ha dado al cáncer.  
 
Para entender cómo funciona la inmunoterapia, tenemos que remitirnos a la última década del siglo XIX. En 1890, William Coley, un cirujano del Hospital de Cáncer de Nueva York (ahora llamado Memorial Sloan Kettering), recibió a una joven paciente llamada Elizabeth Dashiell. Tras sufrir un leve accidente en un tren, la muchacha de 17 años llevaba varios días con una mano hinchada y adolorida.
 
Luego de realizarle varias pruebas, Coley determinó a través de una biopsia que los sintomas de Dashiell nada tenían que ver con el accidente. La muchacha había desarrollado un sarcoma y ni siquiera la amputación de parte de su brazo evitó su muerte. 
 
El cirujano se obsesionó con el caso y revisó torres de literatura médica en la búsqueda de un tratamiento eficaz. Lo que encontró se considera ahora el punto de partida de la inmunoterapia: Años antes, otro sarcoma de un paciente diagnosticado como incurable disminuyó hasta desaparecer tras haber sufrido una infección por una bacteria del género estreptococo. El sistema inmunitario del paciente, concluyó Coley, había reaccionado no solo contra la infección, sino contra el cáncer. Para probarlo, infectó a uno de sus propios pacientes  con el mismo tipo de bacteria. En pocas semanas, este se recuperó. 
 
El cirujano infectó durante años a numerosos enfermos, probando diferentes combinaciones. Aunque cosechó algunos éxitos, los resultados del procedimiento eran variables y no se sabía de qué dependía su éxito o su fracaso. Así, la radioterapia y la quimioterapia se impusieron como las armas principales en la lucha contra el cáncer. 
 
La idea de Coley, sin embargo, nunca se abandonó y en las últimas décadas los avances en las investigaciones han sido notables. 
 

Un poco de ciencia
 

Las células especializadas en la destrucción de las células cancerosas son los linfocitos T. Estos linfocitos tienen en su membrana una molécula llamada PD-1, por la que al encontrar en las células cancerosas otra molécula: la PD-L1, interpretan que no deben destruirlas. 
 
La idea de los tratamientos por inmunoterapia es bloquear el receptor PD-1 de los linfocitos, de modo que el PD-L1 de las células tumorales pierda su capacidad de "ocultarlas" del sistema inmunitario y por tanto los linfocitos recuperen su capacidad de atacarlas y destruir el cáncer.
 Los progresos en este nuevo tratamiento, que aún está en fase de experimentación, fueron mostrados hace un par de semanas en la reunión anual de la Sociedad Americana de Oncología Clínica (ASCO, por sus siglas en inglés), un congreso que reunió a más de 35 mil médicos e investigadores y en el que se presentaron cerca de 6 mil estudios.    
 
Los estudios incluyen avances contra varios tipos de cáncer, algunos de los cuales causan más muerte en el mundo, como los de pulmón, colorrectal, hígado o cabeza y cuello. 
 
El especialista español en cáncer de pulmón del hospital Doce de Octubre, Luis Paz-Ares presentó –durante la reunión de la Sociedad Americana de Oncología Clínica– la inmunoterapia nivolumab, del laboratorio BMS Bristol-Myers Squibb. Se trata del primer inhibidor de la proteína PD-1 que demuestra una significativa sobrevida en pacientes previamente tratados con cáncer de pulmón. Los resultados indican una sobrevida de 17 a 19 meses, contra 8 a 9 meses en comparación al estándar de tratamiento. También indicó que disminuyó el riesgo de progresión o muerte en un 27 por ciento, comparado a la terapia estándar. 
 

Fármacos en avanzada
 

Otro fármaco que se presentó y que busca lograr que la proteína PDL-1 no oculte el cáncer a las defensas del paciente es el avelumab, desarrollado por Merck en alianza con Pfizer, para tratar distintos tipos de tumores sólidos, fundamentalmente cáncer de ovario, de pulmón y tumores gastrointestinales.
 
Durante el congreso también se presentó el fármaco pertuzumab, de Roche, que en Argentina se usa desde el 2013 para los cánceres de mama más agresivos. Los nuevos estudios con ese fármaco demostraron resultados positivos cuando se utiliza antes de la cirugía, logrando en muchos casos que la paciente conserve la mama. 
 
"Con estos estudios, estamos dejando atrás la época en las que las inmunoterapias eran un avance revolucionario solo para el melanoma. Estos fármacos están demostrando ser eficaces en otros cánceres  en los que prácticamente ningún tratamiento funciona", dice Lynn Schuchter, oncóloga de ASCO. 
 
Para José Baselga, director clínico del Memorial Sloan Kettering, se trata "probablemente del mayor avance en los últimos años".
 
El reconocido oncólogo Elmer Huerta, quien fue el primer latino en presidir la Sociedad Americana de Cáncer, afirma que la inmunoterapia es el futuro en el tratamiento del cáncer y se constituye en "la cuarta pata de la mesa" en su tratamiento. 
 
Ya en el 2013, la revista Science eligió a la inmunoterapia oncológica como el hito más importante de ese año, pero los logros obtenidos en los dos últimos años han demostrado que este método puede dejar de ser una simple promesa y convertirse en la cura que le robe al cáncer el rótulo de "mortal". El tema pendiente es el de los precios. Como dice Huerta, "no sería justo que medicinas tan prometedoras estén fuera del alcance de las personas que las necesitan". (A.N.)
 

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