miércoles, 17 de junio de 2015

Un buen diagnóstico y un control preventivo de esta enfermedad en los pequeños son vitales para poder convivir con este mal, ya que no tiene cura definitiva.
Diario La República.- El asma es una enfermedad crónica, de larga duración, que consiste en la inflamación de las vías aéreas. Suele presentarse a edades tempranas, por ello su presencia es muy común en nuestra población infantil, convirtiéndose en un mal de gran consulta y de preocupación entre padres.
 
Según Javier Jugo, neumólogo pediatra del Centro Pediátrico Sunrise, uno de los principales indicios de su presencia es la obstrucción del paso del aire cuando el pequeño respira o hace actividad física, generándole dificultad para respirar, tos con flema (o no) y un silbido de pecho a modo de pito. Sin embargo, para determinar si un niño padece de asma o no, éste debe seguir una serie de evaluaciones.
 
“Se debe partir por un registro, lo más detallado posible, de su historial clínico, donde se puedan identificar los episodios de obstrucción bronquial y tratamientos recibidos. Luego, a partir de los 6 años, se le debe realizar una prueba de función pulmonar de nombre espirometría (medida de la espiración), para objetivar los fenómenos de obstrucción bronquial y reversibilidad a los broncodilatadores”, detalla.
 
Muchas veces, los niños que tienen asma solo presentan tos con el ejercicio, al reírse o al llorar. Tenga en cuenta que el asma es una enfermedad variable en el tiempo, ya que los síntomas pueden atenuarse y reaparecer de un año a otro, así como espaciarse sin síntomas por muchos años para luego reaparecer. Incluso, algunas veces el asma se puede acompañar de otros males respiratorios, como infecciones concomitantes, alteraciones anatómicas de las vías aéreas, rinitis alérgica, eczema, entre otros, que pueden agravar los episodios de asma.
 
Según el especialista, una buena ventilación de la casa y del dormitorio del niño son claves para evitar los ataques de asma. Asimismo se debe evitar ambientes con gran concentración de partículas (polvo, desinfectantes, ambientadores, amontonamiento de objetos, etc.). El pequeño debe estar al día con las inmunizaciones contra enfermedades respiratorias prevenibles (incluso influenza). Evite también que el pequeño duerma con muchos objetos cercanos como peluches, ropas o mascotas; y recuerde que una buena actividad física está en relación con un mejor control de la enfermedad y menos visitas a urgencias.
 
El pelo o caspa de los animales pueden provocar incremento de partículas en el ambiente y proliferación de ácaros, que son como arañas microscópicas que viven en la ropa de cama y pueden hacer que el niño asmático no controle adecuadamente sus síntomas. Existen muchas enfermedades que se pueden confundir con el asma, sobre todo en los niños más pequeños, como infecciones virales, alteraciones anatómicas de las vías aéreas, reflujo gástrico, entre otras.
 
CLAVES
 
HEREDITARIO. El asma es una enfermedad hereditaria, es decir que si uno de los padres lo es, alguno de sus hijos pudiera heredar las condiciones para hacerlo en algún momento de su vida.
 
TRATAMIENTO. Hasta el momento, de acuerdo al neumólogo Javier Jugo, del Centro Pediátrico Sunrise, el asma no tiene cura definitiva, pero si se puede controlar y atenuar sus síntomas con un buen  tratamiento y control médico.

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