jueves, 12 de mayo de 2016

Salud en Casa.- Ante el cambio de temperatura. El médico infectólogo del Instituto Nacional de Salud, Manuel Espinoza, advirtió a la población que el abuso de los antigripales puede producir somnolencia y alteraciones del ritmo cardiaco, especialmente si se asocian a otros fármacos que podrían poner en riesgo la vida.


“La población retrasa la evaluación médica especializada, muchos se automedican e incluyen otros fármacos como los antibióticos, entre ellos los macrolidos, que pueden potenciar los efectos adversos sobre el corazón”, preció el galeno.

Existen algunos fármacos “descongestionantes” que solo deben ser expendidos con receta médica, como la pseudoefedrina, este fármaco en determinadas circunstancias, como: dosis excesiva, edad de la persona (niños y adultos mayores), enfermedades crónicas, polifarmacia, entre otras, podría incrementar el riesgo de daño cardíaco o incluso producir “muerte súbita”. Es por eso que debemos educar a la población para buscar ayuda especializada y evitar la automedicación.

Otros efectos de los antihistamínicos, usados para disminuir los síntomas de los resfriados comunes, es la pérdida del estado de vigilia, la somnolencia que producen puede ser mayor en algunas personas. Este efecto depresivo se incrementa cuando se mezcla el medicamento con bebidas alcohólicas.

Las personas adultas mayores, mujeres embarazadas y niños menores de 5 años, así como quienes padecen de alguna enfermedad crónica, como insuficiencia renal, neuropatía diabética, cardiopatía, fibrosis pulmonar y asma deben ser cuidadosas al consumir estos antigripales, es mejor consultar con su médico. Tampoco deben consumir antigripales aquellos que manejan vehículos o están a cargo de maquinarias que requieran de mucho cuidado y atención.

“El consumo de los antigripales, que contienen descongestionantes, antihistamínicos, antitusígenos y analgésicos, no curan el resfrío, hace que el paciente sólo sienta una leve mejoría y con alguna frecuencia somnolencia”, precisó Espinoza Silva.

También por el uso de antihistamínicos se puede perturbar el estado afectivo, poniendo de “mal humor” al paciente.

El infectólogo sugirió realizar frecuentemente higiene de manos, aplicar la “etiqueta de la tos” (cubrirse con el antebrazo al toser), beber abundantes líquidos y guardar reposo en casa, a fin de evitar su propagación al viajar en el transporte público, visitar los centros comerciales y en el centro de trabajo.    

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