domingo, 23 de abril de 2017

Un centro de salud que funciona a medias, niños que se quedaron sin colegio, alcantarillas colapsadas. Catacaos, el pueblo más golpeado por los desbordes, alarma: registra 80 casos de dengue que se duplican cada semana. La fumigación es insuficiente por ahora.


Por: Renzo Gómez, 

Suplemento Domingo.- Un mes después del 27 de marzo, cuando el río Piura irrumpió violentamente en Catacaos, el pueblo –a 12 kilómetros de la ciudad de Piura– que se refugió en un cementerio (José de los Ángeles) y un complejo arqueológico (Narihualá) aún permanece sumergido.

Parcialmente en el lodo. Parcialmente en el caos.
Como si en el nombre llevara el sello del desastreEl dato golpea: más de la mitad de sus pobladores son damnificados. De sus 80 mil habitantes, 45 mil perdieron sus casas, parte de su familia, sus animales, sus cultivos, sus artesanías. Todo.

Un mes después, cuando Lima se ducha con chorros y la solidaridad es un post olvidado de Facebook, los efectos son cada vez más notorios y preocupantes.

Salud colapsada


El Centro de Salud Materno Infantil, ubicado en la entrada del pueblo, fue cubierto por el lodo. Y con el centro, el 80% de los equipos.
Desde entonces, salvo un par de áreas, sus pasillos se han convertido en almacenes de máquinas inservibles sobre pisos todavía sucios.
El servicio es solo de día, y muchos pacientes con dengue u otras afecciones deben ser trasladados al Hospital Santa Rosa, en Piura, a poco más de media hora.
Allí las cosas no son muy distintas. Se tratan 300 casos de dengue, de los cuales 104 se encuentran en una situación de riesgo.
Por si fuera poco, 52 trabajadores del Santa Rosa han sido picados por el Aedes aegypti, mosquito que provoca fiebres altas, dolores lumbares e incluso la muerte.
Segundo Maza Nima (78) se convirtió el último miércoles en la novena víctima mortal en toda la región. Fiebre alta, dolores lumbares, cabeza a punto de estallar, deposiciones oscuras. Y una insuficiencia respiratoria que lo liquidó.
El infectólogo César Guerrero Ramírez también lo padeció, aunque en menor medida, para su suerte.
"No puedes ponerte de pie. Es como si te hubieran golpeado. Lo único que se puede hacer es tomar una abundante cantidad de líquido para combatir los síntomas.".
Hasta el jueves 20 se registraban 5,933 probables casos de dengue, de los cuales se han confirmado solo 932. La gran mayoría en los distritos de Castilla, Piura y Sullana.
En este escenario, lo dicho hace unos días por Arnaldo Lachira, decano del Colegio Médico de Piura, causa escalofríos: solo se cuentan con 700 médicos de los 1,700 que se necesitan a lo largo y ancho de Piura.
Si regresamos a Catacaos, el cálculo no es tan difícil. El aporte de los especialistas de Essalud, quienes instalaron sus consultorios ambulantes en la Plaza de Armas, fue importante, así como la oleada de médicos cubanos voluntarios. Y hay que decirlo: los Hospitales de la Solidaridad.

Ejército de prevención


"Catacaos no presentaba dengue desde hacía muchos años. Es preciso controlar el brote porque está duplicándose semana tras semana", alerta César Morón, jefe de Epidemiología de la Diresa.
En efecto, hasta el momento se presentan 80 casos que, como todo indica, se incrementarán.
El miércoles y el jueves, muchos pobladores se vieron obligados a salir de sus casas. Soldados de la brigada del Ejército fumigaron un promedio de 20 manzanas del distrito, premunidos de nueve termonebulizadores y un camión.
Hasta antes de esos días, el municipio contaba apenas con 20 funcionarios para llevar a cabo esa tarea. Y hay que tomar en cuenta que solo nueve de ellos pertenecen a la comuna. El resto son de Senasa, y el Ministerio de Salud.
"Demoraremos dos semanas más para fumigar todo Catacaos. Siempre y cuando el Ejército nos ayude. Ojalá que eso ocurra, porque comenzamos hace diez días, pero no es suficiente", aguarda Juan Cieza, alcalde de Catacaos.
El viernes, la Diresa puso una mano capacitando a un gran número de voluntarios.
"Queremos alcanzar los mil voluntarios. Si los soldados se suman podremos hacerle frente", agrega César Morón.
El capital humano es valioso, sin duda. Pero sin la maquinaria adecuada todo queda en entusiasmo.
El mismo Rondón reveló que Catacaos cuenta con apenas 80 termonebulizadores, y necesita mil, por lo menos. A pesar de que no son caros (un promedio de 6 mil soles cada uno), se agotaron en el mercado.
Ante el escándalo, la reacción: el Ministerio de Salud anunció la compra de un lote de 400 máquinas al Estado Alemán, las que deberían llegar al Perú este martes 25. Se empezará por Piura ciudad, y se continuaría después con Catacaos.
Ahora bien, la fumigación no es la única forma de combatir al dengue, aunque sea ciertamente la más vistosa.
El otro camino es la "abatización" o control focal. Es decir, la eliminación de las larvas, la segunda fase del futuro mosquito.
Los inspectores vierten una sustancia no tóxica llamada abate –de allí su nombre– de tal manera que corta la epidemia de raíz.

Policías contagiados. 


Hoy domingo, 400 padres limpiarán el enlodado Genaro Martínez Silva, emblemático colegio de Catacaos, ubicado en Pedregal Grande.
Otros cinco centros educativos del distrito no solo están cubiertos de barro sino inundados con charcos de heces.
Frente a la incertidumbre de cuándo volverán a estudiar sus hijos y a la pasividad de las autoridades, Manuel Robledo, contador público y, desde hace dos semanas, líder del Frente de Defensa, Reconstrucción, Fiscalización y Desarrollo de Catacaos, ha tomado el toro por las astas.
El viernes, Robledo encabezó una marcha junto a centenares de pobladores del Bajo Piura, que partió desde la Plaza de Armas y concluyó en la Heroica Villa, para exigir celeridad en las obras.
"Si el pueblo no grita, no lo escuchan. No nos quedaremos tranquilos. Todo está de cabeza. Nuestro sistema de alcantarillado tenía 40 años, y ya ven: Catacaos es ahora una ciudad maloliente".
Maloliente e indefensa. La comisaría también quedó inhabilitada y, por ahora, los policías se las ingenian en un pequeño recinto, otorgado por el municipio.
Según el Ministerio del Interior, 153 agentes reciben tratamiento contra el dengue en toda la región piurana. Dos de ellos se encuentran en estado de observación.
El alcalde de Catacaos, Juan Cieza, se escuda en los expedientes técnicos congelados. Y en la ínfima maquinaria con la que cuenta: dos volquetes, un cargador frontal y dos retroexcavadoras.
"Estamos olvidados. Necesitamos por lo menos 20 volquetes y diez unidades más entre cargadores frontales y retroexcavadoras. Entiendo la indignación de la gente, pero todo es una cadena".
Mientras tanto, las cuatro zonas donde el río Piura empezó a arrasar con todo (Viduque, Narihualá, Dos ánimas, y Santa Rosa) son una fotografía de la tragedia. Un mes después, el pueblo permanece sumergido en el caos.

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