sábado, 16 de diciembre de 2017

Ciencia. La aplica el Hospital del Niño de San Borja, donde se reciben entre 400 y 500 niños con quemaduras cada año. Consiste en generar piel nueva a partir de una pequeña porción del tejido. En diciembre el número de quemados aumenta en 20%.


Por : Jessica León 

Diario La República.- Un accidente marcó su vida a los ocho años. Yoy se encontraba jugando fuera de casa en su pueblo natal Choras, en Huánuco, cuando de pronto algo llamó su atención. Un cartucho de pirotécnico usado en una fiesta patronal estaba tirado en el suelo. El niño recogió el cohete y lo llevó a la cocina de su casa para encenderlo.

Su madre escuchó una fuerte explosión junto con un desgarrador grito. El pirotécnico había detonado en los pies de Yoy y le había arrancado algunos dedos.
Sus padres lo llevaron al hospital Hermilio Valdizán, donde les dijeron que por la gravedad de las quemaduras debía ser trasladado a Lima. Fue así que Yoy y su madre, Olga Espinoza, llegaron al Instituto Nacional de Salud del Niño de San Borja (INSN-SB).
Los médicos le retiraron una parte de piel sana y se la injertaron en las zonas quemadas.
El INSN-SB recibe al año unos 400 o 500 niños que sufren quemaduras. En diciembre el número de casos aumenta en un 20% por el uso de artículos pirotécnicos.

La directora de este nosocomio, Zulema Tomas Gonzales, asegura preocupada que en la primera semana de diciembre ya habían recibido cuatro casos de niños quemados por material pirotécnico, uno de Lima y tres de provincia. "Sí, ya tenemos cuatro casos, ¿qué se puede esperar en los siguientes días?".

Pero el 70% de los accidentes se producen por el contacto con agua hirviendo. La cocina es el lugar donde ocurre el mayor número de estas emergencias. Porque las ollas con líquidos calientes se quedan en el suelo y los niños caen en estos recipientes o porque jalan una tetera de la hornilla. El resto de casos se dan por la manipulación de pirotécnicos, electricidad, fuego directo o por químicos.

Dominic, de ocho meses, estaba en su andador jugando con su hermanita. Su madre, María Paula Huamán (19), no se percató de que los niños habían entrado a la cocina. Un grito se escuchó en la casa. El bebé había jalado el cable del hervidor y el agua le quemóel 8% del cuerpo, de la cintura hasta los pies.

Desesperada, María Paula llevó al bebé a la ducha, lo mojó y le retiró la ropa caliente. "El bebé gritaba desesperado, su piel se estaba desprendiendo".

Hoy, en la sala de la Sub Unidad de Atención Integral al Paciente Quemado del INSN-SB, se halla Dominic. Está vendado de la cintura hacia abajo y posiblemente será operado.

La prevención de los accidentes por quemadura está en manos de los adultos. A través de la campaña "Cambiemos la historia, no más niños quemados", la directora del INSN-SB, Zulema Tomas, exhorta a la población a no comprar pirotécnicos y no dejar líquidos calientes al alcance de los niños.

"Los accidentes por explosión de pirotécnicos, en la mayoría de casos, originan amputaciones con la pérdida de la mano, dedos, extremidades y causa ceguera", advierte.
Los accidentes por pirotécnicos pueden ocasionar quemaduras de segundo y tercer grado, similar a las lesiones por fuego. "Los niños no pueden quemarse porque quedan secuelas físicas y psicológicas", dice Tomas.
Hasta una chispita mariposa, que parece inofensiva, puede generar quemaduras al hacer contacto con ropa sintética, agrega Pilar Huby, cirujana plástica de este hospital.

Ella, al igual que sus colegas, pide que haya una normativa para regular el uso de los pirotécnicos y así la gente se haga responsable de las sobras de cartucho en las fiestas de fin de año.


Banco de tejido

El INSN-SB es el único en el país y en América Latina en desarrollar una innovadora técnica denominada "cultivo de piel", que se aplica en el tratamiento de pacientes con extensas quemaduras.
El cultivo de piel dura 21 días y se obtiene a partir de una pequeña muestra de tejido sano del paciente (2 cm2). De este pedazo se extraen las células cutáneas y se les aplica enzimas y otras sustancias químicas que les ayuda a crecer 300 veces más de su tamaño original. Así se obtiene láminas de tejido que se injertan en las zonas dañadas.
Muchos de los accidentes con fuego o agua caliente suceden cuando los padres están ausentes. Es el caso de Illari Lucía (2), quien se quemó la cara y el cuerpo con el agua que hervía en la cocina. Los médicos le tuvieron que retirar parte de la piel del cuero cabelludo y cubrir las zonas quemadas. "Regresando a casa voy a eliminar todos los peligros, fue un gran descuido", dice su mamá, Margarita Suárez. ❧en cifras 21 días es el tiempo que tarda en crecer la piel humana en el banco de tejidos del INSN. 4 a 13 años es la edad promedio de niños accidentados por manipulación de material pirotécnico.

0 comentarios:

Publicar un comentario