Los problemas de refracción causan el 43% de los casos de discapacidad visual en el mundo.
Niños deben tener su primer chequeo oftalmológico desde los 3 años.
Salud en Casa.- Los problemas de refracción como la miopía, hipermetropía y astigmatismo son la causa del 43% de discapacidad visual en el mundo, según indicó la Organización Mundial de la Salud. Estas afecciones oculares pueden aparecer en la primera infancia, por lo que no diagnosticarlas a tiempo generaría serias dificultades para el correcto desenvolvimiento de los niños que inician la etapa escolar.
Además, no tratar a tiempo estos cuadros es la principal causa de ambliopía u ojo perezoso, patología que si no se trata antes de los 7 años puede prolongarse toda la vida sin posibilidad de corrección.
Según la Dra. Carolina Marchena, oftalmóloga pediatra de Oftálmica, Clínica de la Visión, la capacidad visual resulta clave para todo aquello que conforma la vida escolar: el aprendizaje, la actividad física y las relaciones sociales; por lo que no contar con una óptima visión dificulta el correcto desenvolvimiento de los niños. Además les puede restar el interés por las clases, lo cual podría influir en su rendimiento académico a futuro. Por ello, es importante que el primer chequeo oftalmológico se realice de manera preventiva en etapa pre escolar (desde los 3 años); aunque no haya una aparente dificultad visual.
“Cuando están en el jardín, los menores no manifiestan molestias debido a que los elementos con los que interactúan son cercanos y no hay necesidad de un gran esfuerzo visual. Sin embargo, es allí cuando se debe detectar los problemas visuales, ya que si las medidas de vista no son corregidas antes de los 7 u 8 años, puede producir ambliopía u ojo perezoso, lo cual puede significar que los niños no puedan ver nunca correctamente la pizarra, aún con el uso de lentes”, apuntó la especialista.
La Dra. Carolina Marchena indicó que cuando se trata de niños que ya iniciaron la etapa escolar y no se ha realizado un chequeo previo, los padres pueden estar alerta a algunos síntomas que los menores puedan comunicar. Por ello, señala en que cosiste cada uno de los errores refractivos y las dificultades para los niños:
Miopía: Esto se debe a que el ojo es más grande de lo normal, lo que impide que los rayos de luz lleguen correctamente hasta la retina, la parte posterior del ojo donde se dan los impulsos eléctricos que viajan hasta el cerebro para convertirse en imágenes. Los niños miopes suelen tener dificultades para ver de lejos, y guiñan los ojos o se acercan para poder ver bien la pizarra. Esta afección puede aumentar con el crecimiento del menor.
Hipermetropía: Esto se debe a que el ojo es demasiado corto. Los objetos cercanos se ven borrosos porque las imágenes se enfocan más allá de la retina. El niño con hipermetropía puede ver bien a larga distancia, pero se cansa con el esfuerzo visual sostenido, se quejan de dolores de cabeza, se frotan los ojos cuando trabajan, tienen dificultades para la lectura y escritura. La hipermetropía no aumenta con el desarrollo del niño, sino que puede disminuir si se produce un aumento de la longitud del globo ocular.
Astigmatismo: El astigmatismo es causado por una curvatura irregular de la córnea (lente natural externo) o el cristalino (lente natural interno). Si estos no son suaves y su curvatura no es pareja, los rayos de luz no ingresan correctamente. Los niños con astigmatismo no logran enfocar bien las imágenes tanto de lejos como de cerca, y por eso suelen tener mala letra y escribir algunas letras al revés, porque ellos lo ven así. Además presentan lagrimeo y fotofobia (molestias con la luz).
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