Se
recomienda que la edad ideal para enseñarles a los pequeños a usar el baño,
está entre los 18 y los 36 meses. Sin embargo, no se debe presionar al bebé,
apresurarlo cuando no está listo, será contraproducente y frustrante para los
padres y para él.
Según el Dr. Klaus Nolte,
especialista en pediatría, recomienda
que la edad ideal para enseñarles a los pequeños a usar el baño, está entre los
18 y los 36 meses1. Si bien es cierto que esta temporada del año es
por excelencia, se recomienda no presionar
al bebé, apresurarlo cuando no está listo, será contraproducente y frustrante
para los padres y para él. Ante lo expuesto, César
Villaizan, especialista de Babysec, brinda las siguientes pautas que deben
seguir los padres para acompañar a los menores en este gran paso:
1 . Identifica las señales para saber si tu niño está listo: Antes
de tomar esta decisión debes hacerte las siguientes preguntas, para ver si tu
bebé está listo: ¿Obedece instrucciones sencillas? ¿Camina y se sienta solo?
¿Trata de imitar a los adultos o hermanitos cuando van al baño? ¿Puede subirse
y bajarse la ropa interior?
2 . Compra el equipo necesario: Adquiere una bacinica o en un
asiento especial que se acopla al inodoro de tu baño para mayor comodidad y así
evitas que tu hijo se ponga nervioso.
. Compra un pañal de
entrenamiento: Los pañales desechables son de gran ayuda. Estos se suben y
bajan como la ropa interior, ya que permiten que tu hijo se los quite y se los
ponga él solito.
Crea una rutina para tu niño: Haz que tu niño se siente
completamente vestido en su bacinica una vez al día, después de las comidas,
antes de bañarse o cuando normalmente suele ocuparse. Así se irá acostumbrando
a este proceso y empezará a aceptarlo como parte de su rutina diaria. El
siguiente paso es lograr que lo haga sin el pañal.
. Muéstrale cómo se hace: Los niños aprenden imitando a los
adultos, por lo tanto la manera más natural de que aprendan a usar el inodoro
es viéndote hacerlo.
. Acepta sus “accidentes” con buen humor: No debes enojarte con tu
niño ni castigarlo; recuerda que hasta hace muy poquito tiempo tu hijo aún no
había desarrollado completamente sus músculos, y por lo tanto no tenía el
control necesario para lograr contener la orina o las deposiciones.
. Celébralo, ¡lo has conseguido!
Y comienza el entrenamiento nocturno.
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