Conciliar el cuidado y la crianza del bebé con la vida laboral no es sencillo, pero con estrategias adecuadas este proceso puede ser más saludable.
Salud en Casa.-Volver a la rutina laboral después de convertirse en mamá o papá trae consigo una mezcla de sensaciones. Puede surgir preocupación por dejar al bebé al cuidado de otra persona, o culpa por no estar presente todo el tiempo, lo que desencadena dudas sobre cómo equilibrar la crianza con las exigencias propias del trabajo.
De acuerdo con un estudio reciente, el 65% de padres y madres experimentan agotamiento físico y mental vinculado a los retos de la crianza y el trabajo, lo que impacta en sus emociones y capacidad de concentración. Por eso, es importante visibilizar los cambios de esta nueva etapa, validar los sentimientos que trae consigo y comunicarlos, para transitar con mayor bienestar.
Kristell Pacheco, psicoterapeuta clínica, comenta que con la llegada de un bebé cambian las prioridades y, con ello, surgen modificaciones en las diversas esferas de la vida de los padres, como su forma de trabajar. Más que una “reinserción”, esto implica adaptarse a una nueva rutina. Ese ajuste puede sentirse difícil al inicio, pero con el tiempo se puede encontrar un balance entre el cuidado del bebé, la familia y el espacio propio que cada adulto necesita.
"Transitar esta nueva etapa no es sencillo, porque muchas veces los padres sienten la presión de cumplir con todo de la misma manera en que lo hacían antes de serlo. Sin embargo, contar con redes de apoyo, comprensión en el entorno laboral y momentos de autocuidado marcan la diferencia al sobrellevar esta transición", mencionó. Añadió que, conocer las opciones de flexibilidad de sus trabajos puede permitirles reorganizar sus rutinas de forma menos disruptiva, para acomodarse a las nuevas dinámicas.
Cada experiencia de crianza es única, por ello, junto a Babysec, la especialista Kristell Pacheco comparte recomendaciones generales que pueden orientar a las familias en este proceso:
1.- Ajustar rutinas de manera gradual: De acuerdo a sus dinámicas propias, y luego de los meses de apego y dependencia permanente del bebé con la madre, se recomienda turnar responsabilidades por horarios, de forma realista y sostenible.
2.- Definir y ensayar apoyos en el cuidado: Pedir ayuda no es un signo de debilidad y puede alivianar la carga durante el retorno al trabajo. Pensar con anticipación en quién acompañará al bebé en los momentos en los que mamá o papá no estén —abuelos, tíos, una cuidadora o sala cuna— será clave, así como permitir que tanto el bebé como la persona a cargo tengan un tiempo previo para generar confianza mutua.
3.- Priorizar la calidad de los momentos compartidos: No se trata de estar todo el tiempo, sino de compartir momentos significativos que fortalezcan el vínculo afectivo, a través de gestos de cariño, juegos, lecturas, paseos o interacciones que transmitan conexión.
4.- Aceptar y expresar las emociones: Reconocer que el cansancio, confusión, ansiedad o incluso la tristeza son parte del proceso, y tan válidos como la alegría, ilusión y orgullo. Hablarlo sin culpas es una manera de cuidarse y sentirse escuchados en el proceso.
Si en algún momento las emociones se intensifican o resulta difícil encontrar un equilibrio, siempre es recomendable buscar el acompañamiento de un especialista que brinde contención y orientación.
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